San Barragano, origenes y encuentro con el santo

Contaba yo un verano más que catorce y mis manos y pies cruzaban el reino de una costa a otra. Buscaba refugio y honrado trabajo en mercados, tabernas, casas de alguaciles e iglesias.
A la altura de Tomelloso, donde el gran caballero cristiano mató a mas de mil infieles, encontré cobijo y calor en la casa de un Tabernero, que por lo que contaba la dueña de aquel lugar mañero (1) desde que un rocín le pateara en los innombrables. Aquesta cuestión dejó al bravo contendiente tocado y arrastrándose se deshizo hacia su alcoba dejando a la dueña platicando conmigo junto a la hoguera. Un flaco lebrel se acurrucaba cerca del fuego y cuando la mano de la pollina rastreo por debajo de mi calzona supe que aquella fazaña me pasaría una fonsadera (2) digna de un rey. Como mancebo honesto que soy y ante todo caballero digno de historias y alabanzas, acepté de muy buen grado la propuesta de la parienta, pues quien soy yo para negarme a las intenciones de una dama, y más cuando la dama con tanto ardor pretendía yantar en la entrepierna mía. No era joven pero era fogosa, y retuvo buenas habilidades de tiempos donde aquellas carnes eran un poco más tiernas.
Y ocurrió. Aquella noche fue cuando entre sueños vi la luz. San Roque, sereno e imponente apareció ante mí entre coros divinos de querubines inquietos y trompetas celestiales. Me encomendó con grave palabra una misión, ser el profeta de las mujeres desvalidas, proveer de carne a las hembras del redil que de ella carecen, ser San Barragano Apóstol, procurador de placer divino, salvador de almas e Infanzón de los montes de Venus. Amen.
1 Mañero- Esteril
2 Fonsadera Tributo
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tita -
laculpaesdelotro -